Este 19 de octubre está siendo, para mí, algo diferente… Como superviviente de cáncer de mama, sigo pensando lo mismo que escribí el año pasado: “¿Tu lucha es mi lucha?” , pero como Elisenda-y-sus-circunstancias, quiero, este año, hacer el esfuerzo de comprender el porqué de ciertas conductas y eventos sociales alrededor del cáncer de mama. Si no comprenderlo, al menos intentarlo…

Leo artículos de compañeras de enfermedad y todas coincidimos en la sensación de una transformación profunda a raíz de superar el cáncer. Muchas nos sentimos identificadas en los relatos de otras, en cuanto a las emociones vividas en el proceso y a la sensibilidad a flor de piel, regalo de esta traumática experiencia… Una profunda empatía nos invade a modo de tsunami emocional cuando escuchamos la experiencia de otra mujer… y yo me pregunto… ¿no será esta empatía la que nos mueve a participar en los actos populares de “camiseta rosa”? Quizá sí, quizá es que las mujeres, por cuestiones antropológicas, ya casi genéticas, tenemos unos niveles altos de empatía, que se desbordan cuando hay una causa que amenaza la vida de otras mujeres (¡¡y ya no hablemos si la vida que amenaza es la de un niño o niña!!). Entonces viene cuando corremos por el cáncer de mama, bailamos, caminamos, nadamos o pescamos, lo que sea por aportar a la causa, porque nos vemos allí, en la piel de aquella amiga, hermana, madre, prima, tía, abuela, vecina, con su pañuelo en la cabeza, luchando día a día por superar una enfermedad o convivir con ella cuando no hay curación…

Con la perspectiva que me dan los cinco años de “superviviente”, sigo diciendo que el cáncer NO es rosa, NO LO ES, ya lo dije y lo sigo reivindicando, que esta ocurrencia del color rosa del lazo no creo que sea nada acertada, pero ahora empiezo a ver más lo positivo de “celebrar” este día de alguna manera… Es un motivo que moviliza a las mujeres, por empatía a otras mujeres, y desgraciadamente cada vez somos más las diagnosticadas de cáncer de mama, con lo cual, cada vez hay más sensibilización “natural”, no fruto de campañas comerciales de compresas, sino por el simple hecho de que todas tenemos a alguna mujer cerca con esta enfermedad que, además, afecta mayoritariamente a mujeres (salvo pocas excepciones). Lo que os decía, la empatía femenina nos secuestra, nos solidarizamos con la causa ipso facto y nos falta tiempo para enfundarnos camiseta-gafas-gorra-pañuelo-pulsera-abanico rosa fucsia y salir con miles de mujeres a correr-caminar-zumbear-nadar-pescar o lo que haga falta…Todo por el cáncer de mama, todo “por ellas”, que en realidad podríamos ser un día “nosotras”… Así que lo hacemos por ellas pero por nosotras mismas también, para que cuando nos toque, ya se hayan descubierto nuevos tratamientos y salgamos con vida del cáncer…

Entonces… ¿empatía o egoísmo? ¿Por qué los otros tipos de cáncer no despiertan esta empatía tan socialmente palpable? ¿Por qué no existe esta tan enorme repercusión mediática, comercial y social con otras enfermedades? ¿Por qué no hay compresas con un lazo gris perla, si también hay muchas mujeres con cáncer de pulmón, o de color azul, por el cáncer de colon? Pensadlo un poco… (y si os interesa el tema leed “Visibilidades”).

Después de este apunte crítico, quiero remarcar que  sigo creyendo en la absolutamente imprescindible recaudación solidaria en pro de la investigación, que salve vidas y que aporte calidad de vida a las personas con enfermedades para las que aún no hay curación, sean o no oncológicas. Reivindico una mayor visibilidad de las enfermedades graves en general, desde mi posición de paciente, porque no hay que vestir de rosa o llevar pañuelo en la cabeza para ser una “luchadora” o una “valiente” o una “heroína”… el mundo está lleno de luchadores, valientes y héroes sin capa, cuya misión es sobrevivir y/o conseguir vivir y convivir dignamente con una enfermedad… Sigamos participando en actividades solidarias y aportando nuestro granito de arena por la investigación, pero… ¡no sólo por el cáncer de mama!

Considero que aquí, las asociaciones de las diferentes enfermedades, tienen un papel imprescindible en la difusión, visibilización, concienciación y organización de actividades solidarias… ellos organizan, sí, pero nosotr@s ¡tenemos que participar!…

¡Sin participación no hay recaudación y por tanto no hay investigación!

¡Vayamos más allá de las camisetas fucsia!

Este año es especial para mí en este sentido. He hecho la mayor aportación no-económica que se puede hacer: he cedido mi imagen para el cartel de La Marató de Tv3 (TV de Catalunya), una maratón televisiva cuya finalidad es informar, concienciar, visibilizar y recaudar grandes cantidades de dinero para la investigación de una enfermedad, cada año diferente. Este año está dedicada al cáncer y he tenido la oportunidad de colaborar con ellos aportando mi imagen, dando la cara, por el cáncer y por todas aquellas personas que lo han padecido, lo padecen o lo padecerán.

Este año, además de camiseta rosa, me uno a la investigación contra el cáncer de una manera (para mí) más “auténtica”, menos comercial, más acorde con la realidad… ¿qué vas a hacer tú?

En cualquier caso… ¡Feliz Día del Cáncer de Mama! y, sobre todo, ¡felices 364 días más!

Elisenda Escriche

∼ superviviente de cáncer de mama ∼